sábado, 22 de febrero de 2014




¿Qué pasará cuando el polímero se venza?
¿cuándo no haya puente para esta brecha?
¿cuándo no tengamos zapatos?
¿cuándo las mentiras caduquen?
¿cuándo se acabe el ellos y quedemos nosotros?
cuando todo se caiga.



sábado, 15 de febrero de 2014

La espiral


La mayoría de la gente se enferma por no saber decir lo que ve o lo que piensa. Dicen que no hay nada más difícil que definir con palabras una espiral: es preciso, dicen, hacer en el aire, con la mano, sin literatura, el gesto, ascendentemente enrollado en orden con que esa figura abstracta de los muelles o de ciertas escaleras se manifiesta a los ojos. Pero, siempre que nos acordemos de que decir es renovar, definiremos sin dificultad una espiral: es un círculo que sube sin conseguir cerrarse nunca.


La mayoría de la gente, lo sé bien, no osaría definir así porque supone que definir es decir lo que los demás quieren que se diga, y no lo que es preciso decir para definir. Lo diré mejor: una espiral es un círculo virtual que se desdobla subiendo sin realizarse nunca. Pero no, la definición es todavía abstracta. Buscaré lo concreto, y todo será visto: una espiral es una serpiente sin serpiente enroscada verticalmente en ninguna cosa.


Toda la literatura consiste en un esfuerzo por tornar real a la vida. Como todos saben, la vida es absolutamente irreal en su realidad directa: los campos, las ciudades, las ideas, son cosas absolutamente ficticias, hijas de nuestra compleja sensación de nosotros mismos. Son intransmisibles todas las impresiones, salvo si las convertimos en literarias. Los niños son muy literarios porque dicen como sienten y no como debe sentir quien siente según otra persona. Un niño, al que una vez oí, dijo queriendo decir que estaba al borde del llanto, no “tengo ganas de llorar”, que es lo que diría un adulto, es decir, un estúpido, sino esto: “Tengo ganas de lágrimas”. Y esta frase, absolutamente literaria, hasta el punto de que resultaría afectada en un poeta célebre, si él la pudiese decir, alude decididamente a la presencia caliente de las lágrimas rompiendo en los párpados, conscientes de la amargura líquida. “¡Tengo ganas de lágrimas¡” Aquel niño pequeño definió bien su espiral.

¡Decir¡ ¡Saber decir¡ ¡Saber existir por medio de la voz escrita y la imagen intelectual! Todo esto es cuanto la vida vale: lo demás es hombres y mujeres, amores supuestos y vanidades falsas, subterfugios de la digestión y del olvido, gentes que se agitan, como bichos cuando se levanta una piedra, bajo el gran pedrusco abstracto del cielo azul sin sentido.


FERNANDO PESSOA

domingo, 2 de febrero de 2014

Domingo.Confuso, contradictorio. Llega uno al Mamba, verde, organismo vivo, nuevo rumbo, nueva etapa y comienza la inmersión en el arte contemporáneo (que se anuncia moderno). Uno se confunde frente a las obras, que no se sabe qué hacer, otros se ríen y posan, las de abajo divierten, las del primer piso me asustan, me asustan y luego me gustan, son darks. La de al lado está en piedra y es citable "lógica baobab" eso sí es un domingo.

Citar es un "sencillo e irreversible acto". Subo al segundo por la escalera, que está buenísima, y otra vez el arte contemporáneo, tres televisores y muchos prismas, blancos, negros y rojos. Unos en los cuales no se apoya nada y otros, tan grandes y fuertes, soportan notas. La que sigue es una paráfrasis de una de ellas:

Querida Zoe:

Recién llego a Buenos Aires desde Córdoba.... 
.... algo preocupado por la situación económica,...
pero optimista
porque Horangel dice que este año va
a ser un JIT económico...

Con mucho cariño, ......

Y salgo de ahí, eso sí es arte.