IM: ¿Cómo es la relación de las instituciones
culturales con la ciudad?
PMR: Aquí
se dice que nunca debimos tener una ciudad universitaria. La universidad ya
estaba en la ciudad: las facultades de medicina, de derecho, de arquitectura,
la escuela politécnica. La ciudad universitaria sacó a los estudiantes de la
vida pública. Un gran error. Los estudiantes se alienaron, perdieron contacto
con la realidad, no tienen participación en la vida activa de la ciudad, se
infantilizaron. Antes salían a la calle para protestar. Si un intendente hacía
un viaducto mal hecho los estudiantes del Politécnico estaban allí presentes. Si
la facultad de medicina está en el centro, es mucho más probable que los
estudiantes se pongan en contacto con los niños que viven en la calle.
Y mientras tanto la
llamaron ciudad, aun cuando no lo es. ¡Un acto fallido! Es una visión
totalmente colonialista. Para engañar. Asistí a una tesis que presentaba la
idea de poner nuevamente la universidad en la ciudad. Un centro de energía
atómica sí tiene que estar afuera de la ciudad.
Cuando hacía el
servicio militar estuve en la caballería. Se ponía adentro del box un corderito
para que el caballo no lo lastimara y quedara domesticado. No se deben sacar
las escuelas del centro. En la ciudad violenta, los niños son los corderitos. Los
niños tienen que andar en metro. Para que comiencen la vida pública
aprendiendo. Esa es la más virtuosa lección de las escuelas. Estar allí de modo
público.
No es que la ciudad
sea un desastre. Es que es producida desastrosamente. Cuando se abandona el
área central se dejan redes de cloacas, telefonía., todo lo que ya estaba allí.
Y después llaman a los arquitectos para revitalizar...
IM: y
se pierden los lugares de intercambio que propone el espacio público...
PMR: Caminamos por la
calle para exhibirnos en el buen sentido de la palabra, saludarnos, ir a beber
juntos, ir a charlar: intelectuales, trabajadores, periodistas. Esta es la
virtud de la ciudad. La gran universidad es la ciudad. El gran centro cultural
es la ciudad. No se puede revitalizar un edificio abandonado haciendo un centro
cultural. ¿Qué es un centro cultural? Hay que tener objetividad: podemos hacer
la sede del cuerpo del baile de la ciudad, la sede de la sinfónica de la ciudad
pero no un centro cultural. Es hacer de la cultura un panegírico que la
burguesía va a usar para hacer manualidades. No hay que hacer de la cultura, el
otro oportuno actual opio del pueblo. La cultura es cultivada. Yo tengo la
cultura que quiero tener.
Fuente:
http://www.arquitecturacritica.com.ar/2012/10/entrevista-paulo-mendes-da-rocha-ines.html
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