Aquí vamos;
Caminando por la Ciudad me encontré con la torre Dorrego, tiene una impronta brutalista, bastante alta, bastante singular, describe un semicírculo alrededor de un patio de hormigón. Es una obra bastante singular, cuando te acercas te das cuenta de que el nivel de espacio publico es bastante puedes entrar al jardín trasero y ¡ningún problema!. Estaría interesante mirar como se vive ahí dentro, en ese aparato gigantesco, de alguna manera tu lugar de pertenencia te condiciona.
Y así mismo desde la casa a la escuela, hace unos días conocí la escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, esta ubicada en Córdoba Capital, Argentina, y fue una grata expieriencia. La obra fue concursada en 1960 y terminada en el 1968.
A medida que vas entrando a la zona te das cuenta de este gran edificio con su cubierta -le corbusierana, !le corbusieranisima!- pues es curioso que un gobierno dedique tanto presupuesto a una escuela publica, la concepción de como debería ser un colegio para los comitentes era un lugar de permanencia, en el cual estudiantado y personal pudiesen desenvolverse y permanecer en la escuela fuera de los horarios de clase sin problema alguno.
Para lo cual generan esta cubierta y un gran patio semicubierto, asi circulación y áreas de estar se volvían un solo lugar. Las decisiones tomadas en una obra son para los usuarios, una situación que no puede sernos indiferentes, en un edificio con tan peculiar forma de habitar pensada para generar una determinada sensación (aunque el usuario no critico no se de cuenta) está invitandolo a usar el lugar de tal forma.
El lenguaje en la arquitectura de un lugar es percibido inconscientemente, son pequeños mensajes que te invitan a pasar, a quedarte, a caminar, en estas pequeñas y significativas decisiones que pasan desapercibidas cuando el lenguaje es claro y sutil existe una de relacionarse con el edificio.
Así puede cambiarte la vida la arquitectura, condicionarte, sin que te des cuenta.
Jscr
@criosware
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